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miércoles, 25 de agosto de 2010

SEI HE KI

Es un dragón, el dragón de nuestras emociones profundas, aunque algunos “maestros” occidentales están muy empeñados en que es una llave. Se usa para ponernos en contacto con el inconsciente del paciente y sirve para todos los problemas mentales-emocionales: enfermedades mentales, depresiones, ayuda en los estudios, para encontrar las llaves de casa, para facilitar la comunicación, para una situación de ira, para estar inspirado en una charla, para memorizar, para las adicciones... Se usa como todos, se traza una vez y el mantra se repite tres veces.
Si bien todas las enfermedades tienen una base mental, mi experiencia recomienda no utilizarlo con demasiado entusiasmo en los primeros tratamientos de casos crónicos. La mayor parte de los pacientes crónicos no están dispuestos, en un principio, a enfrentarse a los problemas emocionales que están asociados al físico. Tienden a huir y no volver a tratarse con una cantidad asombrosa de excusas. Es mejor realizar en los primeros tratamientos una fuerte limpieza y más delante profundizar.
Es muy útil para los tratamientos a la situación, es decir, tratamientos a un ambiente, relación, etc. (discusiones por una accidente de coche, problemas de trabajo, tensiones familiares...), cuando se usa en combinación con el símbolo de tratamiento a distancia. Puede ser recomendable para “tratar” el ambiente en el que el paciente se mueve habitualmente, ya que frecuentemente es la contaminación energética-emocional, la que impide la recuperación.
Puede ser útil para establecer una comunicación profunda con el paciente y de esta manera obtener un mejor diagnóstico o guía.
Pruebe a utilizarlo para eliminar o crear hábitos. Se suele hacer con una mano delante de la frente del paciente (generalmente mano izquierda) y otra en la nuca, tras haber trazado el símbolo en las propias manos y sobre la frente del paciente. Puede acompañar esto con una afirmación positiva sobre el tema que desea tratar.
Se usa para ayudar a liberarse de los condicionamientos adquiridos en pasadas experiencias. Estos condicionamientos (creencias, deseos, miedos…) son el ego que hay que disolver según el budismo. Una vez eliminados seremos libres para poder experimentar el equilibrio y armonía de nuestro ser.
Tiene también la función de restaurar el equilibro interno y externo.

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